Selección y recitación: Egna Shandy
18:00h. Concierto I: “Euskadi en el Círculo»
“Fecundación Inmortal” de Juan Larrea
para
Rumia de Luis de Pablo
I Capricho II Pizcas III Enigma
Iríamos con todas las articulaciones encendidas
como los cristales de una ciudad con pies callados de hostia
iríamos sin llamamiento a engendrar el desorden
con tus anhelos con tus ardores con tus cerraduras de sombra
con tus claros de lluvia esquilados al cerrarnos todas las puertas
tus triunfos puros pies
iríamos deteniéndonos en cada peldaño de tus ojos
con las manos en los bolsillos secretos de la ceniza
cohetes de cielo decaído con vuestras ruinas siempre en los dedos
hasta que una piedra por lo menos haya encontrado sus límites
y que la ausencia hinche la centella de tu cuerpo
Desnuda las llanuras te desvisten todavía
Desnuda muestras el camino sin venganza
“Versión Celeste” Juan Larrea (Bilbao, 1895 – Córdoba, Argentina 1980)
“Déjame esta voz” de Luis Cernuda
para
Jalkin de Ramon Lazkano
Déjame esta voz que tengo,
Lo mismo que a la pampa le dejan
Sus matorrales de deseo,
Sus ríos secos colgando de las piedras.
Déjame vivir como acero mohoso
Sin puño, tirado en las nubes;
No quiero saber de la gloria envidiosa
Con rabo y cuernos de ceniza.
Un anillo tuve de luna
Tendida en la noche a comienzos de otoño;
Lo di a un mendigo tan joven
Que sus ojos parecían dos lagos.
Me ahogue en fin, amigos;
Ahora duermo donde nunca despierto.
No saber más de mí mismo es algo triste;
Dame la guitarra para guardar las lágrimas.
“Placeres prohibidos” Luis Cernuda (Sevilla 1902 – México D.F. 1963)
19:00 h. Concierto II: “Toccata”
Poema de José Ángel Valente
para
specchi a la figura (Affligée et Tombeou) de José Luis Torá
La memoria nos abre luminosos
corredores de sombra.
Bajamos lentos por su lenta luz
hasta la entraña de la noche.
El rayo de tiniebla.
Descendí hasta su centro,
Puse mi planta en un lugar en donde
penetrar no se puede
si se quiere el retorno.
Se oye tan sólo una infinita escucha.
Bajé desde mí mismo
hasta tu centro, dios, hasta tu rostro
que nadie puede ver y solo
en esta cegadora, en esta oscura
explosión de la luz se manifiesta.
“Fragmentos de un libro futuro”, José Ángel Valente (Orense, 1929 – Ginebra, 2000).
Con Música Antigua de Julia Uceda
para
Tombeou fait à Paris sur la mort de Mr. Blancrocher de J. Jacob Froberger
Cruzó una ráfaga de sombra.
Su mano dijo adiós desde el lugar
que ya no está en el tiempo.
No cruzó la frontera.
Sólo se vio su gesto y humo.
Al despertar quedó la huella de una frente
que fue y estuvo
en el espacio cóncavo de la luz.
“Zona desconocida”, Julia Uceda (Sevilla, 1925).
Poema de Chantal Maillard
para
specchi a la figura (Affligée et Tombeou) de José Luis Torá
Oídme.
Hablo de cosas muy concretas.
Hace tiempo me atrajo la eufonía
confortante de las palabras
su cadencia y el brillo impertinente del espíritu – ¿espíritu? –
en la cuerda floja de la nada.
Fui de aquellos.
Fortalecí́ el ansia de saber porque el yo
se refuerza sabiendo y
quería ser más.
Pero al fin sigue siendo nada
el yo bajo el decir.
Os hablo de cosas muy concretas.
Quien habla es lo de menos.
“La herida en la lengua“, Chantal Maillard (Bruselas, 1951).
20:30 h. Concierto III: “Espacio KHÔRA”
“Dualidad” de Dulce Chacón
para
KHÔRA I de José María Sánchez-Verdú
Somos, del aire, una molécula lentísima,
una minúscula parte del vuelo.
Y nos posamos
unos en otros.
Amamos
la necesidad del encuentro
y la levedad de la membrana
fronteriza.
Doble razón
trae flotando el aire.
“Cuatro gotas”, Dulce Chacón (Zafra, Badajoz, 1954–Brunete, Madrid, 2003)
“Poema a dos voces” de Dulce Chacón
para
KHÔRA II de José María Sánchez-Verdú
Resbala, resbala, resbala,
el fondo existe.
Cuando llegues, lo reconocerás,
Reconocerás
Cuando la desmemoria de los dioses te hiera en los ojos
los ojos
– debieron advertirnos de esto,
de la desmemoria de los dioses –
de los dioses
No mires hacia atrás,
no sea que se vuelva costumbre,
la dirección de la herida
obedece a un cálculo perfecto.
Sabrás que has llegado cuando mirar te duela.
cuando mirar te duela.
Resbala,
resbala,
resbala.
No te extrañen
Las alas de la herida,
buscan un lugar
donde posarse.
“Cuatro gotas”, Dulce Chacón (Zafra, Badajoz, 1954–Brunete, Madrid, 2003)
21.30 h. Concierto IV: “Cámara SigmaCirculo”
“Huellas” de Gioconda Belli
para
Huellas de Alberto Posadas
Pronto me marcharé a selvas de humo y de concreto
andaré́ calles de ciudades hostiles
mi nombre sonará a otro nombre
mi rostro parecerá́ otro rostro
Por eso aquÍ, esta tarde
así́ quiero quedarme
viendo desde lo alto mi rebaño de volcanes azules
dejando que el paisaje me crezca por dentro
que el lago se me instale en los pulmones
que las nubes se expandan en mi sangre
que me nazcan volcanes en los ojos
que esta visión de mito y epopeya
alimente los ríos interiores
con los que me sostendré
cuando abra la distancia su profunda frontera.
“Mi íntima multitud”, Gioconda Belli (Managua, Nicaragua, 1948)
“De repente, la música” de José Manuel Caballero Bonald
para
Zahir V de Simone Movio
De repente, la música.
Fulgor
inmemorial, emerge de lo absorto
y se estaciona
en estas anhelantes adyacencias
del silencio.
En derredor la luz
ocupa los audibles tonos fértiles
de un inmanente gozo sin segundo
y el veredicto de la plenitud
se filtra entre la furia voluptuosa
del saxo.
El mundo cabe en esa súbita
constancia musical de haber vivido.
“Somos el tiempo que nos queda”, José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1926)
Poema de Gracia Iglesias
para
Monadologie XV de Bernhard Lang
Fue Dios quien le pidió
que hiciera de soporte de las nubes
que extendiera sus manos hacia el cielo
para que no cayera el Paraíso.
Necesito
que tus yemas de piedra
sostengan cuidadosas
este jardín desierto
del que hombres y bestias han sido desterrados
por si un día decido que regresen
y que acabe el invierno.
La tarde rompe en gritos verticales
y sobre sus espaldas
el aliento del mundo pesa herido de noche
No es más que un espejismo este silencio.
“Gritos verticales”, Gracia Iglesia (Madrid, 1977)