José María Sánchez-Verdú es una de las figuras mayores de la nueva música española y europea. Su obra, emocionante y preñada de saberes, talento y personalidad, arraiga en lo más sutil y recóndito de la mediterraneidad. Ha estrenado, con carácter absoluto, la versión completa de Khôra, monumental ciclo de casi setenta minutos y resonancias platónicas, para cuarteto de saxofones y acordeón microtonal.
… lo ocurrido el sábado en la capital extremeña fue una experiencia musical y vital de muy primer orden… Sánchez-Verdú es dueño de un lenguaje inconfundible. El refinamiento, la querencia por el matiz y el detalle, el dominio de un oficio que él quiere artesanal –sus partituras manuscritas son, además de música, poemas plásticos- y una sensibilidad contenta de moldearse y recrearse en sus horizontes anímicos son pilares que sustentan, enmarcan y nutren esta nueva cima de su catálogo cuantioso y escogido.
No es baladí el origen etimológico del ciclo: fue Platón quien acuñó el término Khôra, cuyo concepto Sánchez-Verdú explica que “nos sitúa en el campo del espacio”. Tampoco es casual que para materializar las sonoridades propias que reclama la imaginación del creador… invente lo que él ha llamado “saxofón egipcio”, resultado de añadir a los saxofones tenores un tudel de fagot y una caña de fagot barroco. El aspecto sugiere más, sin embargo, a las diosas serpientes cretenses, habitantes minoicas de ese Mediterráneo azul e inspirador tan latente en el transparente universo del compositor algecireño.
Sánchez-Verdú esquiva la tentación del saxofón brillante y efectista para indagar y obtener sonoridades, efectos, planos, registros, armonías, sugestiones policromías propias de ese lenguaje límpido, cristalino, arcaico y novedoso ahora inscritas en un mosaico homogéneo, de escrituras “que ocupan espacios ambiguos y en transición, como contenedores de un pensamiento no aprehensible, de un universo de reflexión y cuestionamiento”, por utilizar las palabras del autor.
Más que estrenar Khôra, los cuatro componentes de Sigma Project se convirtieron ellos mismos en parte indisociable de la obra de la que son destinatarios. No cabe conjeturar interpretación más involucrada. Musical y escénicamente; anímica y físicamente. Más que un cuarteto, Sigma es un único instrumento, un solo sentir. Descalzos, sintiendo el contacto de la tierra y de las vibraciones de un sonido que se expandía en el ideal espacio museístico; ataviados de un blanco inmaculado y junto al acordeón preparado (de forma microinterválica en su sistema de lengüetas) del coloso Iñaki Alberdi. Ni siquiera tanto virtuosismo y cúmulo de virtudes pudieron imponerse sobre la subyugante fuerza comunicativa y sensorial que atesora la nueva obra maestra en manos de sus maestros intérpretes.
Badajoz. Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC).
KHORÂ, para cuarteto de saxofones y acordeón microtonal (estreno absoluto del ciclo completo).
SIGMA Project & Iñaki Alberdi, acordeón microtonal