Alberto POSADAS (Valladolid, 1967)
Premio Nacional de Música 2011
Klimmen en dalen (2017) (segundo cuarteto del ciclo Poética del Laberinto)

Presentación a cargo de Alberto Posadas y Andrés Gomis (solista SIGMA Project)
Concierto: Klimmen en dalen (2017) (ciclo Poética del Laberinto)
Conversación entre Gerald Preinfalk (Klangforum Viena) y Ángel Soria: Saxofón y sordinas en Austria
Tip musical: La flexibilidad. Sonidos y Embocaduras. Ángel Soria (solista SIGMA Project)
KLIMMEN EN DALEN (2017) para cuarteto de saxofones
Obra encargo con la financiación de Ernst Von Siemens Foundation, Centro Nacional de Difusión Musical-CNDM, Sociedad Filarmónica de Badajoz y SIGMA Project.
Estreno mundial 25/III/2017, VII Ciclo de Conciertos Fundación BBVA de Bilbao. Dedicada a Sigma Project y Lourdes Varillas
Klimmen en dalen, segundo cuarteto del ciclo «Poética del Laberinto». Alberto Posadas compuso el ciclo Poética del Laberinto entre 2016 y 2017 como encargo del SIGMA Project, con la financiación de la Ernst Von Siemens Foundation, el CNDM, la Sociedad Filarmónica de Badajoz y del propio cuarteto SIGMA Project.
Dicho ciclo está compuesto por tres obras para cuarteto de saxofón: la primera de ellas es Knossos, la segunda Klimmen in dalen y la tercero Senderos que se bifurcan.
En 2020, SIGMA Project publicó el CD con la grabación de este ciclo, editado por el sello WERGO y presentado al público en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
El laberinto es parte esencial de nuestro imaginario colectivo. No solo es herencia cultural recibida, sino que es raíz de nuestro pensamiento. Desde tiempos inmemoriales el poder de seducción del laberinto lo convirtió en símbolo, arquetipo y mito. La concepción de un espacio intrincado, a recorrer para encontrar algo, alguien o simplemente su propia salida, era un símil de la vida misma, muy asociado a un rito iniciático, a un sustrato religioso que hacía añorar una futura salvación o a un ejercicio de poder que convertía al laberinto en una suerte de cárcel perpetua para quien no se sometiera.
En este contexto se inscriben los laberintos desde la Antigüedad hasta el Renacimiento. Y en este contexto el laberinto es ante todo objeto mítico. Posteriormente este objeto mítico se transformó en objeto lúdico, a través de una concepción que se podría relacionar con una actitud proto-postmoderna de descontextualización y pérdida de significado. Así ocurrió en los jardines laberínticos británicos o en los Jardines de Versalles.
Pero cuando se da la transformación quizás más sustancial del concepto de laberinto es en el s. XX, momento en que el objeto mitológico se torna sujeto poético. Esta transformación tiene su eco en la idea laberíntica de Borges, más aún en Cortázar, o en Escher como creador de espacios imposibles sin comienzo ni fin.
La poética del laberinto, que lo convierte en sujeto, reside en que ya no hay Minotauro. La razón de ser del laberinto es en cuanto proceso mental en construcción, no en tanto itinerario que lleva a descubrir algo, alguien o simplemente su salida. El Minotauro no existe. El laberinto perdura y la necesidad de recorrerlo lo perpetúa.
La seducción del laberinto, que me ha llevado a la composición de este ciclo de cuartetos, viene de la conjunción de lo finito y lo infinito. Nos encontramos en un espacio cerrado de múltiples posibilidades; un espacio que se podría recorrer perpetuamente y que solo existe en la medida en que se transita. El laberinto se crea mientras se recorre. Esto tiene mucho que ver con el proceso de creación artística, tanto para el compositor que escribe la música como para el oyente que “compone” su propio proceso de escucha.
El laberinto es ante todo búsqueda y solo se crea cuando la necesidad de buscar es más fuerte que la expectativa de encontrar. En este sentido la creación artística es un proceso laberíntico.
La poética del laberinto es la poética del extravío, de la pérdida de orientación sin perder la referencia de su existencia; es la poética del destierro, el ahondamiento y el abandono de la seguridad.
Este ciclo de cuartetos de saxofón es concebido como una extensión del concepto de micro-instrumentación desde la individualidad del instrumento al campo de la música de cámara. Pero la micro-instrumentación conlleva no solo la investigación de los recursos del saxofón a nivel microscópico. Al mismo tiempo, es una forma de obtener material musical capaz de crear una gramática. Y esta gramática establece múltiples relaciones en esta formación instrumental que de por sí tiene un marcado carácter modular. Este carácter se extiende desde el cuarteto de instrumentos iguales al cuarteto clásico caracterizado por la diversidad en el uso de los saxofones. El ciclo Poética del laberinto se plantea como una expansión desde la uniformidad instrumental en el registro agudo, hacia la diversificación que gradualmente converge en el registro grave.
Los tres cuartetos están compuestos con una relación complementaria, pero también pueden funcionar como obras independientes. Así cada obra está basada en materiales específicos, a la vez que se mantienen aspectos comunes con la finalidad de crear huellas en la memoria a lo largo del ciclo.
El espacio, en Poética del Laberinto, es considerado un parámetro muy importante, en el sentido de que es usado como medio de articulación de la uniformidad y homogeneidad. Por una parte el espacio es entendido como distribución vertical de alturas, de registro, como entidad acústica de múltiples posibilidades y por otra como medio tridimensional de propagación del sonido.
Cada uno de los cuartetos es un homenaje a alguno de los más icónicos laberintos de nuestra cultura.
En este segundo cuarteto no se toma como punto de partida un laberinto en sentido estricto, sino uno de los espacios imposibles creados por Escher. Klimmen en dalen es una litografía del año 1947, en la que se produce una dislocación de la orientación espacial, una pérdida de referencia entre lo que sube y lo que baja. De esta manera lo espacial adquiere una dimensión temporal, ya que se crea un itinerario que se puede recorrer infinitamente. Es un espacio paradójico que se convierte en una suerte de laberinto figurado.
La litografía presenta una estructura arquitectónica de base confusa, entre cuadrada y trapezoidal. De la misma forma, en este cuarteto también se parte de una estructura supuestamente cuadrada (de duraciones iguales) que se fue transformando en trapezoidal (mediante dislocaciones temporales). Esto, unido al tipo de materiales musicales utilizados, busca producir una cierta pérdida de orientación dentro de un espacio delimitado. La delimitación del espacio formal viene dada por el uso de dos tipos de familias de materiales.
La primera formada por desplazamientos lineales ascendentes y descendentes, como por ejemplo el uso de arpegiados de altura casi inaudible, el recorrido de curvas de armónicos o la agregación y la supresión de parciales mediante el uso de “overblowing”.
La segunda familia se genera por el uso de sordinas de trompeta y en el caso del saxofón soprano, de un tubo que se introduce dentro del instrumento. Estos utensilios modifican la respuesta acústica de los saxofones, actuando como filtros, como generadores de batimentos, como estabilizadores y creadores de nuevos multifónicos y como medio de expandir los rangos dinámicos de algunos sonidos.
Alberto Posadas
París, 6 de mayo de 2017
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